VAS A SU ENCUENTRO…

VAS A SU ENCUENTRO…

No hace mucho, mediados de enero, en esa largas recorridas que hicimos juntos, recuerdo perfectamente que el hilo conductor de una de nuestras charlas, se originó en que estabas extrañando mucho a tu hermano; que sentías que él te estaba llamando y que por sobre todas las cosas, sentías que él no había podido disfrutarte haciendo todo lo que hiciste desde un micrófono…

Y en ese momento tan especial, imaginé a tu hermano haciendo un guiño desde el más allá, cómplice, feliz por lo que habías logrado y feliz por verte remarla contra viento y marea fiel a tu loca forma de ser y de sentir las cosas.

No sé si fue el tono de mi comentario, o mi cara, o mi mirada, o qué. Pero 

logré sacarte una linda sonrisa, sincera, como si efectivamente te dieras cuenta de que allá él te está esperando junto a otros, para empezar a vivir esa vida que aquí les quedó pendiente.

Luego seguimos el camino, con alguna discusión mediante -típica de tu diario vivir- hasta llegar al Mercado del Puerto ya caída la tardecita de enero.

Un periplo que se repitió varias veces pero, sin embargo, nunca más volvimos a hablar de esas ganas que sentías de reencontrarte con tu hermano. Un sentimiento, puro, íntimo, solo tuyo.

Hoy es el día. Allá vas.

Gracias por tus locuras, gracias por invitarme a ser parte de ellas…por más que muchas no las compartía. Contigo aprendí que hay cosas que solo determinadas personas pueden hacerlo y por más que se intente, no hay otro igual. No habrá otro «Caballo Loco», dalo por hecho.

Admiro tu entereza de esos lunes y martes de enero que compartimos. No te estaba ayudando, estaba recibiendo una lección de vida… 

Buen viaje. Y no te olvides de llevar tu micrófono…

Aquí, cientos de micrófonos se encienden. Ellos nos recordarán por siempre tu paso por nuestras vidas.

MARIO ROSA