UNA GLORIOSA DERROTA…

UNA GLORIOSA DERROTA…

No es simple encontrar las palabras justas para definir lo sucedido en la definición del campeonato de la IndyLights sin entrar en fanatismos.

Ed Jones (Carlin) partía en punta con todo a su favor para alcanzar la verdadera gloria. La gloria que saborea un verdadero campeón. No solo partía en punta sino que largaba con ocho puntos de ventaja ante nuestro compatriota Santiago Urrutia (Schmidt Peterson Motorsport). No solo partía en punta y con ocho puntos de ventaja sino que además había exhibido un día antes un rendimiento en su Dallara superior al del uruguayo. Todo a favor de un piloto de Emiratos Árabes que antes de iniciarse el año era el gran favorito, habida cuenta de su palmarés en Europa y hace un año en Estados Unidos, donde –curiosamente- perdió un campeonato de IndyLights que se le presentaba tan favorable como éste.

Pero en los 3600 metros del legendario autódromo de Laguna Seca, había un uruguayo dispuesto a buscar la verdadera gloria.

Y francamente, fue tan abismal la diferencia conductiva de uno y otro en el momento culminante del campeonato, que fue necesario una ayuda extra para que Ed Jones pudiera ahora sí, llevarse el título y con ello, empardar la jerarquía conductiva del oriundo de Colonia.

Ya de entrada se vio claramente que pensaba uno y otro dentro del habitáculo. Sin decisión, Ed Jones no aprovechó nada de todo aquello que tenía a favor. Nada.

Por el contrario, con enorme convicción, seguro de sí mismo, Santiago Urrutia ampolló de entrada su manos manejando un auto que era evidente no tenía el ritmo necesario para dormir a sus rivales.

Fue todo entrega, todo coraje, todo tesón, garra y riesgo. A punto estuvo de liderar la carrera pero el segundo lugar, tras partir tercero, valía un campeonato porque Ed Jones se resignaba sin pena ni gloria, en el quinto lugar.

Pero delante tenía un aliado. Su compañero Félix Serralles. El de Puerto Rico también lo pasó como si nada pero…en la última vuelta frenó casi a cero y le dio el cuarto lugar que Ed Jones necesitaba para tomar los puntos que hicieran la diferencia y consagrarse campeón.

Hasta la última vuelta de 38 y con Santiago Urrutia segundo y Ed Jones quinto, ambos empataban en puntos pero el de Miguelete le doblaba en victorias y con ello alcanzaba la luchada meta: campeón.

Podrá argumentarse que si el uruguayo necesitaba de su compañero André Negrao, seguramente le daría paso. Tal vez sí. Pero el año de carreras dejó en claro que Urrutia se las tuvo que arreglar solo contra el equipo Carlin donde justamente Félix Serralles y Ed Jones le plantearon dura batalla todo el año.

Es más, ya en el cierre del certamen de la IndyLights y necesitando Santiago Urrutia los puntos para hacer diferencia al frente del campeonato, luchó y peleó posiciones con Negrao (recordar Watkins Glen, carrera 16 de 18) o recordar también el callejero de Toronto, una de las pocas veces que Negrao estuvo delante de Urrutia. Y el brasileño no le regaló nada. Como debe ser.

“Da lo mismo ganar, que hacer gloriosa la derrota” escribió el dramaturgo, poeta y novelista Ramón María del Valle Inclán.

Gracias Santiago, acabo de vivir tan valiosa frase.

MARIO ROSA