A diario se habla de la pérdida de valores en la sociedad y muchas veces se focaliza esa pérdida de valores en niños y adolescentes.
Y la verdad, me cuesta resignarme a que eso suceda, mucho más cuando veo actitudes, acciones, hechos, que tiran por tierra ese juicio.
Lo que es más, veo como personas maduras dan ejemplos erróneos de los valores que debe tener un deportista que se precie de tal, ya sea en un ámbito profesional o bien amateur como por ejemplo lo es nuestro karting.
Curiosamente, ejemplos o actitudes erróneas que vienen de pilotos ya curtidos en esto de ganar y perder, en esto de justas o injustas.
La actitud de Patricio Pino –un chico de 13 años– en la entrega de premios anual de la FUK es una señal clara y contundente de que los valores se transmiten desde la familia y que estos no se negocian, no están en juego, no se hacen agua entre los dedos por el simple hecho de no estar de acuerdo con una decisión de las Autoridades de la Prueba o luego, de un Tribunal de Apelaciones.
Los valores deportivos y el respeto -aún en la discrepancia- a las decisiones de una autoridad, forman parte del aprendizaje que la vida nos va poniendo metro a metro en nuestro recorrido.
En contrapartida, cuando uno ve que pilotos hechos y derechos no van a una premiación por el simple capricho de que no se les dio la razón, la actitud de Pino se agiganta tanto o más que un ombú.
Y a mi gusto, son las cosas que uno debe valorar, debe dar a conocer, debe transmitirlas porque demuestran a viva voz que nada está perdido y que jóvenes con dos valores claves e innegociables como el respeto y la educación para formarse como grandes personas, existen no solo en el karting sino en toda la sociedad.
Es a los Pino a quienes debemos estimular. No a los referentes «con pies de barro». Es a su familia a la que debemos aplaudir y reconocer. Porque por encima de resultados y decisiones, lo que prima es el deporte y para eso están en el Karting. Para aprender, para madurar, mientras hacen deporte.
Patricio irá por más carreras, irá por su primer título y no dudo que será aplaudido como campeón en poco tiempo más.
Pero hay algo que ya ganó y no se le borrará jamás: un espíritu deportivo indomable. Con eso sobre sus hombros, no solo edificará una trayectoria deportiva exitosa sino que será un gran ser humano. Querido, pero ante todo, respetado. Porque él respetó a sus compañeros, porque respetó a una Federación que armó la fiesta para ellos, porque respetó los principios seguramente inculcados en la familia y por sobre todas las cosas, fue a recibir lo que reflejó un año de esfuerzos y sacrificios: nada menos que un Vice-Campeonato Nacional en una categoría competitiva como la F4 Junior.
Y eso, para nosotros los padres, es motivo de enorme orgullo y saber que van por el camino correcto.
Gracias Patricio y familia. Dejaron bien en alto lo que ese ámbito de la premiación tanto significa: el formidable espíritu deportivo del gran Gonchi.
Algo con lo que muchos se llenan la boca pero a la hora de la verdad, les viene amnesia…
Viva el deporte bien entendido !!! Gracias a todos los Pino que felizmente hay en nuestro país !!!
M.ROSA