El jovencito Máximo Castro tuvo su bautismo en el automovilismo internacional al competir en la Segunda Fecha de la F2 con sede en el autódromo de Neuquén.
A bordo del monoplaza del Werner Competición, Máximo fue siempre de menos a más y así lo estaba haciendo en la carrera Final. Venía en el quinto lugar con registros muy similares a la punta de la carrera, con chances de ir por el podio pero un neumáticos trasero se pinchó y llegó con «las telas» al final de la carrera.
No obstante, dejó una muy buena imagen por su constante superación y de no mediar ese contratiempo, sacaba un gran resultado en su estreno.
M.ROSA