La confianza siempre estuvo. Más de una vez dijo, hasta con cierta resignación, que más por factores ajenos que por propios, la buena actuación en una fecha del Superturismo se había diluido como el agua entre los dedos.
Buscó desde aquellos comienzos incipientes en el karting, llegar a un gran automovilismo y dentro de él, conquistar un gran resultado.
Pues bien y no tantos años después, el salteño André Lafón no solo consigue una resonante victoria sino que con ella llegó una lectura más profunda de un hecho tan significativo.
Por ejemplo –nada menos- le otorga a una marca histórica y taquillera como Ford la primera victoria en la máxima categoría y con ella, el óvalo corta una prolongada sequía que se arrastra desde la anterior era del Superturismo.
Logra André Lafón consolidar ese cambio generacional que todo deporte tiene corroborando con enorme fin de semana lo que ya vienen mostrando Michel Bonnín (dos victorias), el propio Frederick Balbi prendido en la tabla anual o los chispazos de Juan Manuel Casella.
Paulatinamente y en una categoría de tremenda competencia donde la experiencia vale y mucho, lo de estos jóvenes es una aire de refresco diría imprescindible para la categoría pues ya no es casual sino una convincente realidad plasmada en el triunfazo del salteño.
A todo ello, la victoria de André Lafón para mi gusto y en esa lectura más profunda, más allá de la foto en el podio, de los trofeos y los lógicos festejos, tiene la particularidad de que es una apuesta de un piloto joven a la confianza de su entorno. Una apuesta sacrificada que nace y se desarrolla en Salto, a 500 kilómetros de la capital y que se llama Viernes Competición.
Eso es a mi gusto, el gran diferencial de este tremendo éxito conseguido por André Lafón y el Ford Fiesta en la novena del año del Superturismo porque derriba el mito de las grandes estructuras, de los equipos múltiple opción, de los gigantescos presupuestos y de las largas trayectorias deportivas. Es más, tira por tierra aquel baqueteado concepto de que el interior nunca podrá con la capital…
Lafón, Ford y el Viernes Competición se alinean como nadie atrás de esa frase hoy día tan popular del “sí se puede”.
Lo hicieron, lo hicieron con creces y más allá de la satisfacción personal de cada uno de ellos, queda un hecho que la rica historia del Superturismo guardará como un fiel reflejo de que el automovilismo y en particular la máxima categoría –nada menos-, está abierta a todas las opciones.
Solo se necesita calidad, trabajo y más trabajo, dedicación y…confianza.
Este último argumento –en especial- fue el que llenó hasta desbordarla la gran copa de la que este domingo todo Salto puede sentirse orgulloso.
“Ha sido el día más importante de la mi carrera deportiva”, sostuvo con emoción y sinceridad André Lafón. Para agregar “sabía que Ford podía ganar, siempre supe que se podía ganar con esta marca. La espera valió la pena porque las broncas y las amarguras fueron muchas entonces cuando se logra esto, se disfruta mucho más”, concluyó.
Nada más lindo –me imagino- para ese puñado de salteños que carrera a carrera sigue a Lafón a donde sea, regresar a casa con el objetivo alcanzado.
Seguramente fueron los 500 kilómetros más cortos que jamás hallan hecho.
Salud!!!
M.ROSA