La semana arranca con una triste noticia que nos condiciona desde lo emocional y que seguramente también nos condicionará en lo laboral al no poder compartir esos escasos pero valiosos momentos con Viktor Kudlik.
Afable, de andar casi silencioso, dispuesto, solidario y humano, Viktor llegó al deporte motor «enfocando» su labor fotográfica hacia un nuevo rumbo que prontamente le permitió hacerse de un nombre (y de un lugar privilegiado) en el ambiente del automovilismo y del karting.
Instaló el arte como documento fotográfico a través del lente fino, sensible, creativo y pasional de su compañera, tanto en tierra como en asfalto: la Nikon.
A través de ella, Viktor reflejó el esfuerzo de todos nosotros desde un ángulo que hasta su llegada, no veíamos, instalando el arte como un medio de expresión novedoso dentro de la cultura del motor.
Su trabajo quedará por siempre vivo en todos los que de una u otra manera, recurrimos a su arte fotográfico para retratar un instante o una secuencia, de nuestra vida ligada al deporte motor.
En lo personal, aquel viaje al Rally de Salto 2022 fortaleció no solo el respeto al profesional sino que además agigantó su humanidad. Entendí que desde ella afloraba una sensibilidad tal que luego se reflejaba en cada click.
QEPD gran Viktor !!!
El arte está de duelo…